Introducción.
La Carta de la Tierra constituye un referente ético para el desarrollo sustentable. Su contenido coincide con la visión de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El 1 de enero de 2005 comenzó el Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable y se designó a la UNESCO como organismo rector para promoverlo, con el mandato de preparar un proyecto de plan de aplicación internacional.
Nuestro compromiso.
Vivimos en una época trascendental para poder salvar y conservar los recursos naturales de la Tierra. Los pueblos y culturas del mundo debemos unirnos, como una sola y gran familia, para alcanzar este reto en un ambiente de respeto de la naturaleza, de los derechos humanos, en paz y con justicia. Nosotros somos responsables de la vida, y de todos los que nacerán.
La Tierra, nuestro hogar. Formamos parte del universo. Nuestro planeta, lleno de vida, con una inmensa variedad de plantas, animales y pueblos es el sustento de la vida de la humanidad.
Dependemos para vivir de la tierra, el agua y el aire. Por ello, tenemos el deber ineludible de proteger la vida en la Tierra. La situación del mundo. Actualmente, la forma de producir y consumir destruyen el medio ambiente, agotan los recursos naturales (agua, aire, suelo...) y contribuyen a la extinción de muchas especies de animales y plantas. La población del mundo crece, pero al mismo tiempo es atacada constantemente por guerras, hambre, miseria, ignorancia, enfermedades, injusticias... Si lo deseamos, es posible superar esta situación.
¿Qué debemos hacer?
La decisión es nuestra: unirnos para proteger la Tierra o seguir aniquilando la vida. Es necesario un verdadero cambio, el cual es posible si se utiliza adecuadamente la ciencia y la tecnología. Urge construir un mundo más humano e igualitario, donde se valoren todas las formas de vida. Todo está relacionado: medio ambiente, sistemas económicos, formas de convivencia, ideas espirituales... Si queremos, desde hoy podemos construir un mundo mejor y más humano para todos.
Todos somos responsables. Para cambiar nuestro mundo es necesario responsabilizarnos de todo el planeta, especialmente del lugar donde vivimos. Al mismo tiempo somos ciudadanos y ciudadanas de nuestro país y del mundo. Todos cuidaremos el bienestar presente y futuro de todos los seres vivos que habitan en nuestro planeta. Debemos admirar la vida y agradecer la existencia; saber para qué vivimos y qué es necesario hacer para vivir bien. Al mismo tiempo, debemos transmitir nuestro ideal a otras personas cercanas. Así, toda la humanidad compartirá, con esperanza y alegría, los valores de la vida.
El camino a recorrer.
Los seres humanos dependemos unos de otros y tenemos el deber de conservar y mejorar el mundo donde vivimos. Por eso debemos tratar de cumplir los principios de la Carta de la Tierra.
Es necesario imaginar y encontrar una nueva forma de vida, que nos permita crecer de forma justa y equilibrada. Las innumerables culturas nos pueden ayudar en esta búsqueda y el diálogo constante nos acerca al camino correcto.
Sin duda en este recorrido se presentarán difi cultades que con esfuerzo podrán resolverse a partir de actuar con libertad y por el bien común.
Cada uno de nosotros podemos hacer algo. Con arte, ciencia, religión, educación, medios de comunicación, empresas, organizaciones,
gobiernos... La alianza hará nuestra la fuerza. Para construir una Tierra, hogar de la humanidad, las naciones del mundo deben renovar su unión.
La Carta de la Tierra, nueva ley universal, debe ser aceptada, respetada y practicada por todos los estados y pueblos del mundo. El medio
ambiente será protegido y las naciones crecerán con dignidad.
Nuestro tiempo será recordado así: “Despertaron a una nueva forma de existencia”; “decidieron crecer de forma justa y permanente”; “se
esforzaron por la justicia y la paz”, o “celebraron con alegría el placer de vivir”.